19 El Sol





19 EL SOL
Engel:  Luz, verdad, calor, alegría, acción, unión, resolución, radiación, conjunción de los opuestos.

Hales: Brillo, hijos, calor, fertilidad, ingenuidad.  Claridad, El liderazgo, lo que no se puede dejar de ver, lo que no se puede ocultar.  Poder, alegría. Grandeza. Lo lúdico. Vitalidad. Seguridad. El niño interior.
Jodorowsky: ¿Qué me da la energía, la alegría, el éxito? ¿Comparto todo lo que soy y lo que tengo? ¿Puedo aceptar el éxito sin destruirme? ¿Estoy construyendo algo nuevo e importante? ¿Soy capaz de dejar atrás el pasado y comenzar una nueva vida? ¿Confío en el otro o la otra? ¿Soy un padre presente, generoso y cariñoso para mis hijos?

19. EL SOL: EL DIOS APOLO EN EL TAROT MÍTICO

La carta del Sol retrata a un hombre de una belleza clásica y bien proporcionado, con cabellos de oro, con una corona de hojas de laurel y que lleva en su cabeza el disco dorado del sol. Tiene alas doradas y lleva una túnica corta de un blanco deslumbrante. En su mano derecha sostiene un arco y una aljaba llena de flechas; en su mano izquierda mece una lira. Le hacen de marco dos columnas y un pórtico hecho de piedra de oro claro. Tras él, un paisaje oro y verde, con olivos, brilla bajo un cálido cielo azul.

SIMBOLOGÍA
Si los pesares y los miedos eran llevados a Apolo en una canción, él se los llevaba. La música como expresión del dios-sol, transforma nuestra oscuridad en luz y sentido.
La guirnalda de laurel se utilizaba para coronar a los vencedores de las competiciones atléticas y artísticas. El espíritu esforzado y la corona de la victoria son ambos aspectos del dios-sol.
Las flechas de Apolo de largo alcance, le merecieron el epíteto de "Apolo el de la Vista Larga", significando por eso que es una imagen de esa parte de nosotros que puede ver el propósito y la razón porque los experimenta mucho antes de que los hayamos procesado emocionalmente y dejado atrás.

RELATO DEL MITO: Aquí encontramos al radiante dios-sol Apolo, el caballero del Olimpo y señor de la profecía, la música y el conocimiento. Su apodo era el de Febo, que quiere decir "el brillante", y, según la mitología, se recreaba en lo alto de los picos de la montaña. Era hijo de Zeus, rey de los dioses, y de Leto, la diosa de la Noche. Al igual que otros niños, Apolo no fue alimentado con la leche de su madre. Se hartó de néctar y de dulce ambrosía, e inmediatamente el recién nacido arrojó sus pañales y fue dotado de fuerza viril. Con el arco y las flechas de largo alcance que Hefesto, el dios del fuego, había hecho para él, salió en busca de un lugar para su santuario. Pero el lugar que escogió fue la garganta de una montaña, que era la madriguera de la maligna serpiente femenina Pitón, una bestia enviada por Hera (esposa de Zeus), fuera de sí por los celos, para destruir a Leto, la madre de Apolo. El dios mató a Pitón con una de sus flechas y se coronó a sí mismo con el laurel sagrado, y llamó a su nuevo santuario Delfos.
En el santuario de Delfos estableció su oráculo, que se expresaba a través de una sacerdotisa que fue conocida como la Pitonisa. Mientras tanto, él dejaba Delfos cada año en otoño y viajaba a la misteriosa tierra de los Nórdicos, donde podía disfrutar de un cielo eternamente brillante. Apolo era enemigo de toda oscuridad, y podía quitar a los hombres la maldición del asesinato y las fatigas del dolor. Pero era una divinidad tramposa, porque su oráculo era de doble sentido y evasivo, y sus flechas podían matar no solamente a los monstruos, sino también a los hombres. Por eso era el dios de la muerte repentina lo mismo que era un sanador que se llevaba las enfermedades y las sombras. Respecto a la profecía, que normalmente era el don de las divinidades del mundo subterráneo, Apolo fue adueñándose de ella poco a poco hasta que llegó a encarnar en sí mismo la visión trascendental.

SIGNIFICADO DE LA LÁMINA: A nivel interno, Apolo, el dios-sol, es una imagen del poder de la conciencia para disipar la oscuridad. Como Hécate, que bajo el nombre de Artemisa era la hermana gemela de Apolo según la mitología, el dios personifica algo más que la capacidad de un individuo para alcanzar el conocimiento y la clarividencia. Apolo es una imagen del impulso hacia la conciencia que existe en toda vida, y, por tanto, es el complemento natural y la antítesis de Hécate. A lo largo de muchos siglos y a través del surgimiento y la caída de muchas culturas y civilizaciones, el impulso de conocer y el deseo de librarse de la esclavitud de la naturaleza oscura y desconocida, ha conducido a la humanidad hacia alturas impresionantes aunque peligrosas. Apolo representa el espíritu del esfuerzo intelectual, combinado con una visión del futuro que abarca un ideal de perfección.

Por eso el encuentro del Loco con Apolo, el dios-sol, le trae la esperanza y la claridad de la luz del día después de la larga noche de espera en el vientre de Hécate. A través de muchas pruebas y pérdidas el Loco ha conservado su meta y su integridad, pero la cara de la Luna es un sitio oscuro donde ha perdido a la vez su confianza y su poder de acción. Pero Apolo es el que disipa el miedo, y su luz brillante se lleva las sombras. Las sombras de la Luna son como los terrores nocturnos de la infancia, en la que nos sentimos pequeños e insignificantes ante la inmensidad de lo desconocido, amenazados por gigantescas serpientes que se asoman en la oscuridad. Apolo es una imagen de esa esperanza y de esa fe que no surge de ningún esfuerzo personal de nadie, sino del esfuerzo de todos nosotros, una herencia humana de nobleza y determinación que puede devolverle al Loco la fe en sí mismo, porque es también una fe en el significado y el propósito del camino humano. La carta del Sol simboliza ese espíritu indomable que ha luchado siempre contra la superstición, la impotencia, la ignorancia, y la servidumbre al fanatismo y a la desesperación.

Este es el espíritu que lucha con la serpiente Pitón, encarnación del poder negativo del instinto ciego y del miedo primitivo. La música de Apolo nos saca también de nosotros mismos, porque la música habla con una voz interpersonal, atravesando culturas y siglos y encarnando la tragedia y el triunfo humano. Por eso Apolo es una gran divinidad, respetada por todos los dioses, incluso las Moiras se sometieron una vez a su voluntad -aunque sólo fue una vez.

Pero el dios-sol es también ambivalente, porque demasiada luz pronto puede matar si el conocimiento es prematuro y destruye el tiempo necesario y la oscuridad necesaria para que las cosas se gesten. Por tanto, la carta del Sol va después de la carta de la Luna. El calor abrasador del sol puede quemar, porque no respeta las leyes de la naturaleza. Por eso Apolo, según la mitología, muchas veces era rechazado por las mujeres a las que se acercaba, porque su luz era demasiado brillante. 




19 – El Sol (Tarot Rider Waite)

Este niño desnudo a lomos de un caballo blanco, mientras despliega un estandarte encarnado, ha sido reconocido como el destino del Oriente Sobrenatural; la Gran y Santa Luz que precede el progreso sin fin de la humanidad, que brota del jardín rodeado por el muro de la vida de los sentidos y es transmitida al viaje de regreso a casa (es decir, hacia el Paraíso).

Además, esta carta también significa el paso de la luz manifiesta de este mundo, representada por el sol resplandeciente sobre la tierra, a la luz del mundo que vendrá, que precede a la aspiración a la entrada del Mundo Divino y se encuentra representada por el corazón del niño.
Esta última alusión es de nuevo una clave para un aspecto distinto del simbolismo. El sol es la conciencia del espíritu, el derecho y el revés de la luz reflejada. El modelo característico de la humanidad se ha convertido en el niño que hay en su interior; niño en el sentido de la ingenuidad e inocente en el sentido de la sabiduría y del conocimiento.

Con esta ingenuidad, él lleva el estandarte de la Naturaleza y del Arte; con esta inocencia, él representa el mundo reconstruido.

Cuando su espíritu consciente se produce en la conciencia sobre la mente natural, esa mente, en su renovación, guía la naturaleza animal hacia un estado de perfecta conformidad.

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