03 La Emperatriz




3 LA EMPERATRIZ
Engel:  Fecundidad, plenitud, matriztico, generación, crecimiento, protección, abundancia.

Hales: La Madre, rol de madre. La pareja femenina. Energía femenina del consultante

Jodorowsky: ¿Qué estoy creando? ¿Qué se está desarrollando en mí? ¿Quiénes me aman, a quiénes amo? ¿Cuáles son las experiencias que me permito hacer? ¿Me atreveré? ¿Qué relación tengo con mi madre?


3. LA EMPERATRIZ: LA DIOSA DEMÉTER EN EL TAROT MÍTICO

La carta de la Emperatriz retrata a una hermosa mujer con una abundante y ondulada cabellera de color castaño, evidentemente embarazada y de pie en un campo de cebada a punto de siega. Su vestido está entretejido de muchas plantas diferentes, y bordado con ramas frondosas. Alrededor de su cuello hay un collar de doce piedras preciosas. Ella está coronada con una diadema de castillos y torres. Detrás de ella, al fondo de fértiles campos, el agua corre hacia un estanque.

SIMBOLOGÍA
La cascada sugiere el flujo de la sensibilidad y de la fertilidad del mundo de Deméter. Ella preside los ritos de la boda y bendice los frutos de su unión.
La diadema de castillos y torres que Deméter lleva representa su soberanía sobre el instinto, para construir hogares seguros, lugares de cobijo y de paz.
El collar de doce piedras simboliza los doce signos del zodiaco, representación del ciclo ordenado de las estaciones y las leyes del cosmos que Deméter gobierna como soberana de la naturaleza.

RELATO DEL MITO: Encontramos aquí a la gran diosa Deméter, que es la Madre Tierra, soberana de toda la naturaleza y protectora de las pequeñas criaturas indefensas. En la mitología griega, Deméter hacía madurar cada año el trigo dorado, y al final del verano el pueblo le daba las gracias por la generosidad de la tierra. Deméter gobernaba los ciclos ordenados de la naturaleza y la vida de todas las cosas que crecen, de ahí el vestido que lleva. Ella presidía la gestación y el nacimiento de una nueva vida, y bendecía los ritos de la boda como un vaso para la continuidad de la naturaleza. Deméter es una diosa matriarcal, una imagen del poder dentro de la misma tierra, que no necesita confirmación espiritual del cielo. Decían que ella había enseñado a los hombres las artes de arar y cultivar la tierra, y a las mujeres las artes de moler el trigo y cocer el pan.

Deméter vivió con su hija Perséfone, protegidas de los conflictos y querellas del mundo. Pero un día esa vida pacífica y feliz fue violentamente transformada. Perséfone se había ido a pasear y no había vuelto. Deméter, angustiada, buscó a su hija por todas partes, pero ella había desaparecido sin dejar rastro. Por casualidad, después de años de búsqueda sin esperanza, se enteró de lo que había pasado con Perséfone. Parece ser que Hades, el oscuro señor del mundo subterráneo, arrastrado por el deseo que sentía por la muchacha, la había montado en su carro conducido por dos caballos negros y la había raptado.
Deméter en su ira hizo que la tierra se volviera estéril, y se negó a devolverle su anterior abundancia, fue como si la humanidad entera hubiera perecido por falta de alimento. La diosa no pudo aceptar el cambio que había ocurrido, aunque Perséfone había comido de buena gana la granada, el fruto del mundo subterráneo, y Hades la había tratado con honor y la había hecho su reina. Gracias al azar y a la intercesión del inteligente dios Hermes que todo lo ve, se llegó a un acuerdo. Durante nueve meses al año, Perséfone viviría con su madre, pero en los tres restantes tenía que volver con su tenebroso esposo.
Deméter nunca estuvo de acuerdo con esta resolución. Cada año, cuando su hija se iba, la Madre Tierra se ponía de luto. Las flores se marchitaban, los árboles dejaban caer sus hojas, y la tierra se volvía inanimada y fría. Pero cada año, a la vuelta de Perséfone, volvía otra vez la primavera.

SIGNIFICADO DE LA LÁMINA: A nivel interior, la imagen de Deméter, la Emperadora, refleja la experiencia de la maternidad. Eso no quiere decir solamente el proceso físico de la gestación, el parto y la lactancia de la pequeña e indefensa criatura. Es también la experiencia íntima de la Gran Madre: el descubrimiento del cuerpo como algo valioso y precioso que merece cuidados, la experiencia del ser como parte de la naturaleza y arraigado en la vida natural, la apreciación de los sentidos y los placeres sencillos de la existencia diaria. Si no estuviera esa Gran Madre dentro de nosotros, no podríamos hacer nada de provechoso, porque ésta es la parte de nosotros que tiene la paciencia y la delicadeza de aguardar hasta que el tiempo esté maduro para la acción. Sin ella no podríamos apreciar nuestro yo físico, sino que viviríamos desconectados, en un mundo puramente intelectual sin ningún fundamento, sin ninguna relación con la realidad. La experiencia que un niño tiene con la Madre está relacionada con la sensación de seguridad y confianza en la vida, y la imagen de la Emperatriz está igualmente relacionada con la sensación interna de seguridad y protección. Ella es sabia, pero no en un sentido cerebral. Su sabiduría es la sabiduría de la naturaleza, que entiende que todas las cosas avanzan por ciclos y maduran a su debido tiempo.

Pero como todas las imágenes de la baraja del Tarot, Deméter tiene su lado oscuro. No hay nada como la naturaleza que signifique estancamiento del espíritu, y una apatía y un embotamiento que aplasta toda posibilidad de cambio. Deméter no es solamente la Madre Buena, es también la Madre Luto, que no puede renunciar a sus posesiones y que se venga de toda intrusión de conflictos en su vida, en su mundo ordenado y paradisiaco. Esta Madre de Luto se llena de amargura y de resentimiento porque la vida precisa el cambio y la separación, y porque tienen que producirse desenlaces. Por eso, cuando el Loco en su camino arquetípico se encuentra con Deméter, la Emperadora, es empujada hacia las dimensiones oscuras y luminosas de su propia naturaleza instintiva.


03 - La Emperatriz  (Rider Waite)

Una mujer joven de mirada serena, majestuosa y real, está sentada sobre un sillón. El escudo de Venus, símbolo de la más pura feminidad, está situado a su lado. El cetro que empuña se halla coronado por una esfera, símbolo del mundo.

A su alrededor se extiende un parque muy bien cuidado, situado en los márgenes de un bosque atravesado por un río; es la representación del Jardín del Edén, el Paraíso Terrestre. Esta joven no es la Regina coeli, sino más bien el Refugium peccatorum; la generosa madre del género humano.

También ha sido correctamente descrita como el deseo alado, o bien como la Gloria Mundi o el velo del sancta Sanctorum. Algunos también la han definido como «la Gran Madre del Mundo Visible». Por su parte, Waite afirma que la Emperatriz no es el alma que ha conseguido las alas, sino más bien la fecundidad universal cuyos misterios van mucho más allá del poder generativo puro y simple.

En cualquier caso, la carta de la Emperatriz también representa la puerta o la verja a través de la cual se entra en esta vida, así como en el Jardín de Venus. El camino que nos conduce fuera de ello es el secreto conocido de la Sacerdotisa; pero este secreto le es revelado al elegido.

Waite sostiene que las atribuciones más antiguas de esta canta están totalmente equivocadas en el plano del simbolismo como, por ejemplo, en el caso de la identificación con la Palabra, la Naturaleza Divina, la Tríada, etc… Sin embargo, es justo tener en cuenta que, de vez en cuando, tales interpretaciones reflejan una asombrosa coherencia respecto al camino propuesto.

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