6 LOS ENAMORADOS
Engel: Antagonismo, libre albedrío, tentación, decisión
que tomar, amor, compromiso.
Hales: Amor, decisiones, hijos. Adolescencia,
opción, error, riesgo, duda, relación amorosa, sexualidad.
Jodorowsky: ¿Cómo van mis relaciones emocionales? ¿Tengo una
verdadera pareja? ¿Quién es la persona que más amo? ¿Soy feliz? ¿Las personas
que frecuento me alegran la vida? ¿En qué me siento insatisfech@? ¿Me gusta lo
que estoy haciendo?
6. LOS ENAMORADOS: EL PRÍNCIPE PARIS EN EL TAROT MÍTICO
La carta de los Enamorados retrata a un joven hermoso, rubio, vestido con un sencillo traje de pastor, que lleva un báculo en su mano derecha. En su mano izquierda lleva una manzana de oro. Tres mujeres se exhiben ante él, pues se trata de un concurso de belleza, y la manzana de oro será adjudicada a la ganadora. La mujer de la izquierda es regia y madura, tiene una flamante cabellera de color castaño rojizo y los ojos azules, viste púrpura imperial y lleva una diadema de oro. Ofrece al joven la bola del mundo. La mujer del centro es joven, seductora y de pelo moreno. Su ropa diáfana, de color de rosa, enseña más que tapar. Ella ofrece una copa de oro. La mujer de la derecha es fría y casta, viste una armadura completa; su pelo rubio está medio tapado bajo un casco de guerrero. Ofrece una espada. Detrás de las cuatro figuras se entrevé un paisaje ondulado de lozanas colinas verdes.SIMBOLOGÍA
La diosa Hera, esposa y portavoz de Zeus, ofrece la bola del mundo que representa la autoridad mundana y la perspectiva ética de Zeus, el Emperador. Atenea ofrece una espada y que simboliza el poder cortante de la mente, la visión aguda y la firmeza, propias del reino mental.
La diosa Afrodita ofrece la copa del amor, que es un símbolo de la comunicación entre las personas.
RELATO DEL MITO: Aquí encontramos al príncipe Troyano Paris, al que Zeus encomendó arbitrar en un concurso de belleza entre las tres diosas: Hera, Afrodita y Atenea. Cuando Paris nació, un oráculo declaró que algún día sería la ruina del reino de su padre. Su padre, el rey Príamo de Troya, lo sentenció a muerte abandonándolo en la ladera de una colina, pero el niño fue rescatado por un buen pastor. Paris se hizo hombre cuidando el rebaño y llenando sus horas libres de románticas conquistas, ya que era un joven muy hermoso y atractivo.
Cuando estalló una disputa en el Monte Olimpo entre Hera (reina de los dioses), Afrodita (diosa del amor sensual) y Atenea (diosa de la justicia), sobre quién era la más encantadora, Zeus decidió que Paris, con su experiencia rica y variada sobre las mujeres, sería el mejor juez de la contienda. Hermes, mensajero de los dioses, fue enviado a informar al joven de ese dudoso honor que le había sido concedido por el rey de los dioses.
Paris, como es lógico, en principio rechazó la petición, sabiendo muy bien que cualquiera que fuese la diosa que escogiera, las otras dos jamás se lo perdonarían. Pero Hermes le amenazó con la ira de Zeus. Entonces Paris se ofreció amablemente a partir la manzana en tres trozos, porque ¿cómo iba a poder escoger entre tres diosas tan radiantes? Pero Hermes tampoco quería aceptar esa excusa. Así que las diosas se exhibieron ante el joven. Hera le ofrecía el gobierno del mundo si la escogía a ella, Atenea le ofrecía convertirle en el más fuerte y más justo de los guerreros. Afrodita simplemente se destapó, y le ofreció la capa del amor, y le prometió como esposa a la más hermosa de las mujeres mortales.
El resultado era de prever. Paris, que era joven y, por lo tanto, no tenía aún muy claros sus valores internos, escogió a Afrodita sin vacilar. Su recompensa fue la famosa Helena, reina de Esparta que, desgraciadamente, estaba casada con otro. Hera y Atenea sonrieron y prometieron que no tomarían a mal su elección, y luego se fueron cogidas del brazo a planear la destrucción de Troya, que empezó con la cólera del marido burlado de Helena y acabó con la destrucción de la ciudad y de toda la casa real. Y así se cumplió el oráculo.
SIGNIFICADO DE LA LÁMINA: A nivel interno, el juicio de Paris, tal y como se conoce en la mitología, es una imagen de los primeros desafíos de la vida para el desarrollo del individuo: el problema de la elección en el amor. Este dilema no consiste solamente en tratar de decidir entre dos mujeres, o dos hombres. Refleja también nuestros valores, porque nuestras elecciones nos muestran la clase de persona que queremos llegar a ser. Paris, a causa de su juventud y de la fuerza impulsora de sus necesidades sexuales, no puede realmente escoger desde una perspectiva madura. Su elección se debe a sus deseos, más que a él mismo. Aquí está el problema del libre albedrío contra la compulsión de los instintos.
Las consecuencias de las elecciones en el amor son enormes, ya que afectan a todos los niveles de la vida. La elección compulsiva de Paris tiene como resultado final el gran conflicto de la Guerra de Troya. No es que él haya hecho la elección "equivocada", porque no está todavía lo suficientemente centrado como para comparar las atracciones eróticas de Afrodita con el resultado de la acción de llevarse a la mujer de otro. Tampoco se conoce a sí mismo lo suficiente como para averiguar si el poder mundano o la carrera militar pueden ser igualmente importantes para él. La selección le urgía, así como la vida nos viene con tales desafíos antes de que nos sintamos preparados, y en cierto aspecto su "equivocación" es inevitable. El deseo de otra persona acelera el desarrollo de los valores individuales y del auto-conocimiento a través de los enredos y conflictos que surgen de la elección que uno ha hecho. Dicha situación no se puede evitar, porque es arquetípica. Paris es una imagen de esa parte de nosotros que, gobernada por la incontenible necesidad de satisfacer el deseo, no puede ver todavía que cualquier elección tiene unas consecuencias de las que al final tendremos que hacernos responsables. Si no pasamos por este bautismo de fuego, no podemos comprender cómo creamos nuestro propio futuro, sino que, por el contrario, echamos la culpa de los resultados al destino, a la fatalidad, o al error de otra persona, más que a nuestra propia falta de reflexión.
06 - Los Enamorados (Tarot Rider Waite)
Bajo un sol resplandeciente, en el cenit, aparece una gigantesca figura alada y con los brazos extendidos, como si quisiese enviar sus influjos al mundo terrenal.
En un primer plano, podemos ver a un hombre y a una mujer desnudos, situados frente a frente, como si fuesen Adán y Eva en el Paraíso terrenal. Detrás del hombre, está el Árbol de la Vida, cargado de frutos, mientras que detrás de la mujer se halla representado el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, con la tentadora serpiente enroscada en su tronco.
Las figuras sugieren la juventud, la virginidad, la inocencia y el amor antes de haber sido contaminado por el vulgar deseo físico. Esta carta, en toda su sencillez, representa el amor humano, mostrado aquí como una parte del camino, de la verdad y de la vida.
Con respecto a la mujer, se supone que simboliza la atracción hacia la sensualidad de la vida, lo cual conlleva la idea de la Caída del Hombre, pero esa es la realización de la secreta ley de la providencia más que una tentativa intencionada y consciente.
A través de su acusación de culpabilidad, finalmente, el hombre podrá llegar a resurgir y sólo gracias a ésta, podrá hallar su plenitud. La carta es también una importante alegoría del misterio de la feminidad.
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