13 La Muerte





13 LA MUERTE
Engel:   Gran cambio, transformación, aceptación de la crisis como justa y necesaria, lo esencial, inmortalidad, transmutación, liberación por el dolor, iniciación.

Hales: El cambio autogestado. Transmutación, el movimiento. Desprendimiento. Anuncio de nueva vida.  Final de procesos. Transición. Eliminación de lo superfluo.

Jodorowsky: ¿Qué debe morir en mí? ¿Qué debo soltar? ¿Qué es lo que se está transformando en mí? ¿Cuál es la razón de mi profunda rabia? ¿Si no se me pudiera castigar, a quién mataría o haría desaparecer? ¿Qué revolución deseo hacer?


13. LA MUERTE: EL DIOS HADES EN EL TAROT MÍTICO

La carta de la Muerte retrata a una figura de negro, con la cara tapada por una casco negro. Sus manos están abiertas para recibir los dones que le ofrecen las diminutas figuras enanas que están de rodillas ante él. Una le da una corona de oro, otra un montón de monedas. La tercera, un niño, le entrega una flor. Detrás de esta figura oscura corre un río pesado. Al lado del río, la tierra está resquebrajada y estéril. En la orilla lejana, la tierra lentamente cobra brillo y se vuelve verde bajo el sol naciente.

SIMBOLOGÍA
El río Estigia, que quiere decir "aborrecido" estaba considerado como un río pesado y prohibido, ya que representa una etapa por la que tenemos que pasar para alcanzar las riquezas del mundo subterráneo. Este es el estado de tristeza y luto, que es tan necesario para la vida como la alegría y la celebración.
El sol naciente sugiere un nuevo futuro, aunque las almas que se arrodillan ante Hades lo ignoran por completo.
El niño que ofrece la flor es una imagen de la fe infantil en el cambio que puede ayudarnos a afrontar el proceso de luto. Sólo el niño no tiene miedo de expresar el dolor.

RELATO DEL MITO: Aquí encontramos al tenebroso dios Hades, señor del mundo subterráneo, que hallamos primero en la carta de la Emperatriz, como raptor de Perséfone, hija de Deméter. Según la mitología, Hades era conocido como el Invisible. Le llamaban también Plutón, que quiere decir "opulencia", ya que su reino estaba lleno de riqueza oculta. Hades era hijo del Titán Cronos (dios del tiempo) y de Rea, y fue rescatado por su hermano Zeus (rey de los dioses) cuando Cronos vomitó a los hijos que había engullido. Zeus entonces entregó a Hades el reino del mundo subterráneo como su parte de la herencia. En ese campo el dios tenebroso gobernó como amo absoluto. Cuando salía a la luz, su casco le hacía invisible, para que ningún mortal pudiera verle. Los ritos de la muerte exigían que se metiera una moneda de oro en la boca del cadáver, ya que, si no ofrecía a Hades este tributo, el alma se veía obligada a vagar para siempre en las orillas del río Estigia, que circunscribiera el reino del mundo subterráneo.

Aunque a Hades se le concediera una condición inferior a la de su hermano celestial, Zeus, él poseía el poder más grande, ya que su ley era irrevocable. Una vez que un alma entraba en el reino de Hades, no había dios, ni siquiera el rey de los dioses, que pudiera recuperarla. Aunque algunos héroes como Orfeo y Teseo entraron de forma ilícita en el reino de Hades, engañando al viejo barquero Caronte y consiguieran escapar al terrible Cerbero, el perro de tres cabezas que custodiaba las puertas, ninguno de ellos volvió al mundo superior del mismo modo. El poder de Hades era tan irrevocable que los dioses prestaban juramentos con las aguas del río Estigia, que a la vez era un veneno mortal y otorgaba la inmortalidad.

SIGNIFICADO DE LA LÁMINA: A nivel interno, Hades, el señor de la Muerte, es una imagen del final permanente y definitivo de un ciclo de la vida. Cuando cambiamos, puede producirse una nueva actitud o nuevas circunstancias, pero el antiguo camino ha muerto y jamás volverá a su forma original. Por eso Hades es un símbolo de esa sensación de término que experimentamos cuando algo se nos acaba, y también, por su atuendo oscuro, un símbolo de la experiencia de luto que es necesaria para preparar un nuevo ciclo. En la carta del Ahorcado, encontramos la experiencia de la sumisión voluntaria a las leyes ocultas del alma -la decisión de abandonar algo en la esperanza de que pueda manifestarse una nueva fase de la vida-. El señor de la Muerte, representa ese estado intermedio en el que se nos pone cara a cara con la completa irrevocabilidad de nuestra pérdida, y ante la sensación de que ha empezado un nuevo crecimiento.

La carta de la Muerte no simboliza necesariamente un final "malo". La experiencia de un final irrevocable puede acompañar acontecimientos tan alegres como el matrimonio o el nacimiento de un niño. Pero estos acontecimientos no indican solamente un nuevo comienzo; significan también la muerte de un viejo modo de vida, y esa pérdida ha de ser reconocida y lamentada. Por eso tenemos rituales modernos como las "despedidas de solteros" para reconocer la pérdida del estado de soltero. Las mujeres (y los hombres, según el caso) a menudo sienten una inexplicable depresión después de tener un hijo, porque aún no han llegado a reconocer que una fase de la vida ha muerto al tiempo que ha nacido una cosa nueva. Por eso hay que pagarle una moneda a Hades, porque él preside todos los finales y los nuevos comienzos, y el final es tan importante como el principio, y ha de ser reconocido y experimentado. 

Al mundo subterráneo vamos desnudos, porque no podemos llevar con nosotros nuestros proyectos y nuestras actitudes que nos han proporcionado seguridad. Por eso la carta de la Muerte no es una descripción de la muerte física, sino más bien una imagen de los inevitables ciclos cambiantes de la vida que siempre contienen finales. A través de los ojos de Hades, la vida se puede ver como una constante procesión de muertes, empezando por tener que dejar las aguas confortables del vientre materno y acabando con la dura realidad de tener que separarnos de la existencia física. Jamás volveremos a vivir en el paraíso dichoso del cuerpo de la madre. La infancia debe morir para dar paso a la adolescencia y al desarrollo sexual, y, en cuanto a la juventud, por mucho que nos esforcemos en prolongarla a base de dietas, ejercicios y cosméticos, con el tiempo tendrá que morir para ir hacia la madurez y la mediana edad. Cada relación, incluso la mejor, tiene sus ciclos de finales y de comienzos, porque nuestros sentimientos cambian conforme pasa el tiempo y nuestra comprensión de la otra persona crece. Dejamos atrás nuestro estado de solteros cuando nos casamos, y dejamos atrás nuestra eterna juventud con el nacimiento de los hijos que nos recuerda nuestra propia mortalidad. Por eso Hades, el señor de la Muerte, es nuestro compañero invisible a lo largo de la vida, y a él hemos de pagar nuestro tributo.




13 – La Muerte (Tarot Rider Waite)

Tras ésta se oculta la totalidad del mundo de la elevación espiritual. Un esqueleto con una armadura de caballero se mueve lentamente, llevando un estandarte negro adornado por la rosa mística, símbolo de la vida.

Entre dos torres, bajo la línea del horizonte, luce el sol de la inmortalidad.

El caballero no parece llevar ningún arma visible, pero los reyes, los niños y las doncellas caen frente a él, mientras un prelado, con las manos unidas, espera su propio fin.

Quizás no habría necesidad de puntualizar que la referencia a la muerte debe interpretar se en un sentido místico, al igual que sucedía con la carta anterior, pero aquí el caso es diferente.
Según Waite, el paso natural del hombre a su próximo estado de existencia, debería ser una forma de evolución, una exótica y para la mayoría desconocida puerta, mientras todavía se está vivo, que pasa a través de un estado de muerte mística, es decir, un cambio en la forma de la conciencia.

Tan sólo a consecuencia de este cambio puede tener lugar el paso hacia un estado con respecto al cual la muerte común no es ni un recorrido ni una verja.

Otras explicaciones ocultistas de la treceava carta son: renacimiento, creación, destino, renovación y descanso.

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LA MUERTE NO ES NADA
San Agustín


La muerte no es nada. Yo sólo me he ido a la habitación de al lado. Yo soy yo, tú eres tú. Lo que éramos el uno para el otro, lo seguimos siendo.
Llámame por el nombre que me has llamado siempre, háblame como siempre lo has hecho. No lo hagas con un tono diferente, de manera solemne o triste. Sigue riéndote de lo que nos hacía reír juntos. Que se pronuncie mi nombre en casa como siempre lo ha sido, sin énfasis ninguno, sin rastro de sombra.
La vida es lo que es lo que siempre ha sido. El hilo no está cortado. ¿Por qué estaría yo fuera de tu mente, simplemente porque estoy fuera de tu vista?

 Te espero...No estoy lejos, justo del otro lado del camino...Ves, todo va bien. Volverás a encontrar mi corazón. Volverás a encontrar mi ternura acentuada. Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas.

No soy muy de santos, pero este poema o mensaje de San Agustín me cayó bien; es la sensación de que esta vida y en la otra (si la hubiera) están unidas, que son etapas del camino.  Un poco como es la creencia de los hindúes y la reencarnación.

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Tarot Egipcio

Carta 13, La Inmortalidad

Esta carta normalmente conocida en los otros tarots, acá se llama “La inmortalidad” debido a la creencia de los egipcios en la reencarnación.
Se ve la imagen de un hombre cortando el trigo con una guadaña, ya que están ya han madurado, y se iniciará una nueva cosecha; es el fin de una etapa y el comienzo de otra.
Es una carta difícil, porque los cambios cuestan y al principio no se comprenden, hasta que pasa el tiempo y entendemos que fue para nuestro propio crecimiento.

La imagen central corresponde a Nefertem, dios de la Naturaleza: Representa el calor del sol creciente. Su función era la de conceder la continuidad de la vida en el mundo venidero. Detrás se ven tres flores de Loto. La flor de Loto representaba la creación, la revelación espiritual y el renacimiento.  Estas flores son de color verde, símbolo de fecundidad y poder de procreación.
Con su guadaña, Nefertem corta las espigas de trigo. El trigo establecía la vinculación entre la celebración de las temporadas, la muerte y el renacimiento del dios (Osiris) y la posibilidad de una vida, más allá de la tumba.  El fondo de este plano es de color rosa que representa el amor de Dios. El amor revelado.
En la base de la carta, en su extremo izquierdo, aparecen los símbolos de Mercurio en Géminis que representa a personas curiosas y de mente abierta, a las que les gusta saber de todo y estar al día en temas muy variados. Inteligentes, versátiles, autodidactas, de mente rápida e inventiva. Accesibles en las relaciones y adaptables a todo tipo de personas. Les gusta conversar y se expresan con fluidez.
Del otro lado aparece la letra hebrea Mem: Simboliza un regreso hacia el interior para enseñarnos que cada pregunta es un reflejo de otra pregunta. Esta actitud introspectiva nos lleva cuestionarnos sobre nuestra existencia. Mem es el símbolo de la corriente de la vida y del agua que nos revela lo que está oculto.

La forma de esta letra evoca la idea de una “matriz” y representando el vientre de la mujer que tiene la capacidad natural de dar vida. Mem también simboliza un regreso hacia el interior de sí mismo para producir una transformación, una especie de fuerza centrípeta. Indica el flujo y el reflujo de los cambios causados ​​por el nacimiento y la muerte. Este es el principio reformador de la vida, que se hace mediante transformaciones sucesivas, generando el movimiento perpetuo de la vida. Estos cambios impulsan la renovación y producen un renacimiento permanente.







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