Siempre
estoy peleando conmigo misma sobre cómo se estudia el tarot, o que se le
pregunta (a cualquier oráculo en realidad), evitando todo el tiempo estar
"tratando de adivinar" o estar concentrados en el futuro, entendiendo
que este en rigor no existe a nivel consciente, y que "lo sano" es
vivir el presente.
Al trabajar
en nuestro presente, estamos construyendo el futuro. Básicamente lo que hagamos hoy en términos de
crecimiento, salud, estudios, relaciones, trabajo, etc. nos hace arquitectos de
nuestra vida, siendo nosotros quienes estamos tomando las decisiones.
Ahora, también
sabemos que: a) eso es cierto a nivel consciente, porque el inconsciente
también tiene su propia versión de lo que quiere o no quiere, y ese es el que
podemos "ver" a través del tarot, o los sueños, terapias y otras
experiencias, y b) que a un nivel macro podemos ser pasado-presente-futuro/
materia-no materia,y mucho mas, todo al mismo tiempo.
Anyway, todo
esto me hace cuestionar mi "rigidez" sobre que "precedir"
el futuro sea cosa de chantas, y hace que quiera entender, aprender un poco mas
Encontré un artículo
bastante interesante :). Me encantarían sus comentarios. Namarkar.
¿Puede
el Tarot condicionar nuestra vida? || Reflexión.
"Hay una gran cantidad de tarotistas que han adoptado
la tendencia de no leer futuro porque argumentan que las predicciones pueden
condicionar negativamente al consultante, lo que es cierto en parte ya que una
predicción puede producir una influencia psíquica en la otra persona pero lo
positivo o negativo de esta dependerá de la forma en que el consultante recoja
las visiones. Al mismo tiempo los tarotistas que se niegan a leer futuro
indican que no desean asumir el control de la vida del consultante y quieren
hacerle tomar conciencia de su poder, lo que resulta paradójico ya que el solo
hecho de que el tarotista defina qué es mejor o peor para el consultante es ya
una toma de poder en dónde se subestima anticipadamente el criterio y capacidad
de análisis de la otra persona.
Entonces tenemos estas dos situaciones extrañas y que creo
esconden una trampa: primero se siente miedo o preocupación de condicionar a
otros pero al mismo tiempo no se tiene conciencia de que somos agentes
condicionantes de la vida misma. Nuestra sola presencia interfiere en la
existencia del Universo y lo modifica de la misma forma en que lo que decidimos
o no hacer por el consultante le condiciona. Negarse a eso es querer tapar el
sol con un dedo. Segundo, tenemos esta actitud un poco soberbia de gurú o
iluminado en dónde desde un principio tratamos al consultante como un bobo que
no tiene idea de cómo gestionar su vida, entonces para evitar que meta las
patas, choque mientras maneja su coche o se quiebre una pierna por seguir las
predicciones del tarot de forma consciente o inconsciente evitamos decirle
cualquier cosa que pueda condicionarle para que así la persona esté a salvo de
nuestro increíble y asombroso poder de expresar profecías. Pero esto es tratar
a la persona como un niño, lo que no incentiva en absoluto su madurez y
crecimiento. Es como no permitir que el niño aprenda a caminar porque sabemos
que se puede caer y dar un peligroso golpe en la cabeza. Pero ¿No es esa la
forma en que todos aprendemos? Nos levantamos e intentamos caminar y sabemos
que habrá caídas pero no por eso amarramos al niño a la cama o le negamos salir
a la calle para evitar posibles dramas y golpes futuros. Este intento de los
tarotistas por decidir anticipadamente qué puede hacer o no el otro más que
ayudar parece remarcar su posición de postrado mental y si se sigue por esa
línea de proteger al consultante lo que creo sucederá es que se mantendrán
granjas de personas adultas que son tratadas como niños que jamás crecen porque
parecen vivir en una burbuja de protección y cuidado que más que inyectarles
voluntad y valentía les inyecta mamonería y cobardía. Quizá lo único que
debemos hacer es dejarle libertad al otro para que elija libremente qué es lo
que quiere preguntar, hacer o dejar de hacer, esto considerando que estamos
tratando con adultos que tienen capacidad de discernimiento para elegir en qué
se van a meter.
Pareciera ser que cada vez que queremos mejorar o refinar
algo con el tarot logramos el efecto contrario. No queremos quitarle poder al
consultante y si embargo se lo quitamos cada vez que decidimos por él. No
queremos condicionarle pero inicialmente ya le hemos subestimado y no le
creemos capaz de elegir con criterio lo que hará con las cosas que le digamos,
por tanto ya le estamos condicionando a lo que nosotros suponemos debe ser ¿Una
paradoja? Sí y de las grandes, de la cual me he dado cuenta después de mucho
tiempo reflexionando sobre este tema.
Volviendo sobre la pregunta inicial ¿Puede el Tarot
condicionar nuestra vida? Sí, pero es el propio individuo el que decide lo que
hará con la información que recibe y la forma en que esto le influenciará. Así
al menos debería ser, si el interés de fondo es reconocer de verdad el poder
del otro sin subestimarle."
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