Este texto completo, y apenas editado por mi, pertenece a mi queridísimo amigo Juan Claudio Alvarez, http://www.juanclaudioalvarez.com/ quien fue mi profesor de tarot hace veitintantos años, y quien es un maravilloso poeta Chileno actualmente radicado en Barcelona. En esta nueva etapa conversabamos por skype, y me dió este hermoso regalo.
I. (1) El MAGO; Impulso a la acción. El sonido. Lo que da. La vida consciente.
II. (2) LA SACERDOTISA: Lo receptivo. El silencio. El vacío. Lo que recibe. Lo inconsciente.
Estos dos aspectos, en el ritual tibetano, se evidencian en la vara y la campana, que recuerdan corporalmente el pene y la vagina, pero también que el impulso a hacer necesita de un vacío en donde realizarse, y que este vacío que sostiene a la vida es el gran misterio de lo inconsciente.
III. (3) LA EMPERATRIZ: La Gran Madre. 1 + 2 es un embarazo, y es la vida germinando y la Gran Madre cuidando de ella. Representa la nutrición, la madre que cuida y su palabra nombrándoos el mundo para hacerlo asequible a nuestra mente – en contraposición a la Bruja o madre castigadora, que con su palabra mágica nos puede atormentar. Éstos no son sino dos aspectos del mismo arquetipo.
IV. (4) EL EMPERADOR; El Gran Padre. Esto es el ejercicio de la Voluntad de hacer y construir, utilizando para ello las fuerzas que la Naturaleza pone a nuestra disposición. Es por eso que mira directamente a la Gran Madre, ya que sin ella no puede actuar. Las águilas de sus escudos también se miran. También la Gran Madre le mira a él, ya que nos prepara para llegar en un momento a poder hacer uso de esta Voluntad.
V. (5) EL SUMO SACERDOTE (EL HIEROFANTE): El Gran Otro. Se trata de un otro que es refleja un misterio sagrado, y que no es sino el otro que está por encima del otro y del otro y del otro… así, hasta el infinito. Ese otro indica una Ley Universal en la comunidad, un límite que la cultura enseña a la criatura y que debe servirle para moldear su voluntad de tal manera que pueda poner sus obras al servicio de la comunidad humana. Este límite está por encima de lo que le pueda parecer o no al padre y la madre de cada uno, por lo que no puede estar antes que los arcanos III y IV. Se trata de un conocimiento a digerir, por lo que la carta está conectada con Manipura, el Chakra del ombligo.
VI. (6) LOS ENAMORADOS: El deseo. Hasta aquí, todos pueden dictar su Ley. Es por eso que los personajes son enormes, pero en esta carta los personajes adquieren dimensión humana. Debe elegir y actuar de acuerdo a su deseo, y nadie puede decir nada sobre esta verdad excepto aquel que la está viviendo. La flecha es fálica, y el angelito es el niño que nacerá por ejercicio de la sexualidad. Al mirar detenidamente, podemos darnos cuenta de que el rostro de Cupido es una máscara de teatro: éste es sólo uno de los tantos rostros con que se nos aparecerá a lo largo de la vida.
VII. (7) EL CARRO: El Triunfo mundano. El personaje puede desplazarse por el mundo, se ve de alguna manera transportado por los hechos, ya que no lleva riendas sobre los caballos que tiran de su carruaje. Es por esto que el nombre hace hincapié sobre el vehículo y no sobre el personaje. ¿Se trata de un medio que puede utilizar, o de un medio que puede utilizarlo a él? El Carruaje le necesita para echarse a andar, y él necesita El Carruaje para ir por el mundo. Las máscaras de sus hombreras le recuerdan las formas que su personalidad ha tenido en el pasado, haciéndole ver que su rostro actual es tan sólo una posibilidad entre tantas. Los caballos tiran en la misma dirección, pero miran en direcciones distintas: todo parece bien, pero hay muchas cosas en el camino que deben resolverse.
VIII. (8) LA JUSTICIA: Este arcano se vincula con el 1, en tanto ordena el hacer e intenta armonizar las necesidades más mundanas con aquellas más elevadas del ser humano.
IX. (9) EL ERMITAÑO: Este arcano vincula con el 2 en tanto observa y es silencioso, y desde la memoria observa las verdades que le ha revelado 8 para meditar y hacerse sabio. Es la realidad dura de la soledad humana con la propia existencia. No obstante, da la espalda al 10 y entonces quiere decir que por más que miremos al pasado intentando establecer una verdad absoluta…
X (10) LA RUEDA DE LA FORTUNA): La vida cambiará a nuestras espaldas en cualquier momento. Este movimiento de la materia es revolucionario en tanto hace caer las viejas máscaras, pero la manivela que lleva la rueda nos recuerda que alguien debe accionarla: las propias acciones o inacciones ayudan a la rueda a dar la vuelta, y sólo la soledad del Ermitaño puede ayudar a contemplar en paz esta verdad.
XI. (11) LA FUERZA: Es una mujer y no un hombre, porque las vírgenes amansan las fieras, es decir, el vacío primordial de la Sacerdotisa puede darle a la fiera lo que necesita y así ella no tendrá que pelearse ni enfurecerse. Esta suavidad de aceptar y dar o no dar, saber esperar hasta que todo esté maduro y entonces dar, este saber hacer crecer como la Gran Madre con sus crías, conecta a este arcano con 4 en tanto puede desarrollar su voluntad cultivándola en sí mismo hasta que llegue el momento oportuno de trasladarla fuera. En este sentido, nutre y cuida a su león, no lo reprime porque no le hace falta.
XII. (12) EL COLGADO: Es el Ser Humano reconociéndose como tal, a la espera de lo que el Universo pueda traerle. Las doce ramas cortadas del Árbol son los doce signos zodiacales, y tiene la cabeza abajo porque lo que antes era importante (su Ego) ahora no lo es, y sacrifica todo en su ser temporal para alcanzar una meta más alta e iluminarse, intentando trascender la pesadez de la realidad material. Aquí termina la primera fase de los Arcanos, que es la existencia terrenal con una conciencia que no puede trascender esta realidad sino que queda encerrada en ella.
XIII. (13) LA MUERTE: Este Arcano rompe lo material. La guadaña indica su dolor. Es un Arcano doloroso, y no refiere sólo a una realidad psíquica sino a algo muy real y concreto como es la muerte. Por eso, está vinculado con el 6, ya que sin la muerte no sería necesario reproducirse y entonces el deseo sería un absurdo. La sexualidad, el deseo, son todas formas que deben su existencia a la realidad de este límite final que es la muerte, una ley que el Loco debe aprender y enfrentar para que sepa que cada tiempo tiene un límite y entonces debe dedicarse aquí y ahora a su tarea.
XIV. (14) LA TEMPLANZA: No obstante, la muerte sólo actúa en el nivel físico y no puede actuar en un nivel espiritual. Es una puerta que nos conduce a un más allá, mirando cómo la vida sigue sus ritmos y la muerte sólo es un silencio en medio de la sinfonía. En distintos planos, todos seguimos conectados, e incluso en nosotros mismos nuestras partes que ya han muerto siguen conectadas con aquellas que viven, y ellas conectan también con las posibilidades de lo que podremos llegar a ser. Esta calma de saber que a cada final corresponde un inicio es la Templanza.
XV. (15) EL DIABLO: Este Arcano inicia una última serie que nos muestra realidades que van más allá del plano de lo personal. El Mal, como tal, existe, seduce, encarcela. Pero las cadenas del mal sólo se sostienen por nuestra propia voluntad de seguir allí. El levantarse desde este punto equivale en Yoga a contactar con muladhara y hacer subir la energía de la kundalini. Este primer paso es pesado, ya que estamos inmersos en la realidad material y en los placeres y cadenas que, para bien o para mal, ello nos supone. Este punto es primordial a reconocer para alcanzar la liberación, que es la meta del trabajo.
XVI. (16) LA TORRE; Conecta muladhara y svadhistana, que es el Chakra sexual. Frustra, ya que el ejercicio hace subir hasta aquí la energía pero no la deja avanzar más allá. Significa todo aquello que generamos desde el deseo pero que, por una u otra razón, está condenado a venirse al suelo. No somos dueños y señores de la vida, sino simples viajeros buscando nuestra verdad. Este arcano nos lo recordará amargamente, pero también señala la cara feliz de los personajes: la torre no tenía puerta, así que ellos vivían prisioneros de su propio sueño. De la misma manera, un momento de lucidez puede liberarnos pero simultáneamente hacer rodar por el suelo todo aquello que creíamos que era nuestra principal razón para vivir.
XVII. (17) LA ESTRELLA: Hace subir la energía hasta manipura, indicando que a pesar de la frustración de ver nuestras esperanzas y deseos perdidos, podemos digerir la experiencia y sacar de ello una nueva energía que nos permita seguir adelante. La capacidad de imaginar, de soñar, son las alas que nos permiten volver a sonreír. ¿Será esto lo que el pajarillo en la rama quiere decirle a la doncella que lleva las jofainas al río?
XVIII. (18) LA LUNA; Soñar el placentero cuando se duerme. Cuando se despierta y queremos trasladar los sueños, nos encontramos con la realidad cambiante de la vida, sus oscuridades, sus incertidumbres… aprender a cruzar por este espacio hasta llegar a la ciudad al otro lado de las torres es la gran lección de esta carta, que hace subir la energía hasta anahata y por lo tanto vincula el camino a la voluntad que sabe aplicar lo aprendido en los arcanos anteriores para seguir adelante, a pesar de las incertidumbres.
XIX. (19) EL SOL: Este arcano conecta todos los arcanos anteriores con Vishuddha y nos recuerda el contacto humano, la celebración simple de la alegría del alimento, el abrazo, la confianza en el otro y el contacto con aquella parte en donde todos seguimos siendo niños y jugamos, y la naturaleza nos habla y celebramos la vida.
XX. (20) EL JUICIO: Este arcano conecta con el 13 en tanto las partes muertas de uno mismo pueden resucitar, viéndose enriquecidas por todo el aprendizaje. Omnia mea porto mecum (todo lo mío lo llevo conmigo), y tras el viaje es posible verse de manera distinta: volver a verse, en un volver que enriquece e integra, posibilitando salir desde las entrañas de la tierra, que es el mundo material, hasta un nuevo inicio. Esta realidad también es independiente a nosotros mismos, ya que llega un momento en que la Vida toca la trompeta y es tiempo de replantearse y trascender.
XXI. (21) EL MUNDO: El personaje crea con su pie un espacio para caminar. La mandorla es el espacio en donde confluye lo material y lo espiritual, y los personajes representan: el Ángel, que está sujeto a una Ley, y el Águila que vuela libre. Están arriba porque pertenecen a un plano mental, y armonizan tanto le necesidad de ajustarse a un límite como la posibilidad de ir más allá para volver a encontrarlo y aprenderlo. La libertad no está reñida con el mensaje que trae el ángel. El león y el toro son bestias de la tierra, y uno se alimenta del otro, aun cuando una cornada de toro puede matar a un león. Estos animales forman parte de la vida, y la metáfora podemos verla en distintos momentos de nosotros mismos. El personaje central integra todo esto, para crear su camino y atravesando la mandorla, que semeja una vulva, volver a nacer.
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