ASES: Los Ases representan la unidad, considerada como un punto de partida que contiene y resume el significado de nueve números consecutivos.
Se refieren a algo que comienza, al nacimiento de un proyecto, al principio no manifestado del que deriva cualquier evento. Es la energía primaria, el “soplo” divino. Es activo, dinámico y marca el preludio de algo: la Creación.
DOS: El dos simboliza la dualidad; la ambivalencia que se forma en asociación o en conflicto es la esencia de la dualidad. Con los Dos es muy importante observar si se presentan en aspecto positivo o negativo; o es una complementación o una rivalidad.
Los Dos encierran la idea de relación entre los individuos. Se debe salir de la unidad para crear un movimiento dual que origina lo Otro.
TRES; El número 3 y la figura geométrica del triángulo indican la superación de la dualidad por la armonía de los opuestos que se realiza como una tercera posición.
Son cartas que señalan el impulso que da al consultante su fuerza interior y que se manifiesta en un deseo de avanzar y de mirar hacia adelante.
Sólo cuenta el futuro! Los tres son cartas positivas, con la excepción del 3 de espadas que, mal situado en el conjunto de cartas de la tirada, puede tener connotaciones negativas.
Psicológicamente, es lo que hemos sido capaces de crear en nosotros a partir de la contraposición de los opuestos. Los Tres significan la actividad creativa representada en la noción de unidad y armonía. El triángulo, que es representado a veces conteniendo el tetragrama hebreo, o con el ojo divino que todo lo ve, es a la vez un símbolo de la trinidad y de la unidad. El ternario indica tanto la triple manifestación como la unidad indivisible del Ser. La multiplicidad externa revela la unidad interna. Manifiesta a la vez la relativa permanencia del Ser en la movilidad y su perfecta autonomía en la dependencia de sus componentes.
Los Cuatros son cartas que indican el establecimiento de un equilibrio que pone bases solidas en el presente para los proyectos futuros, que pueden comenzar con los mejores auspicios. El número 4 remite al simbolismo de la tierra y de la materia: los cuatro elementos, los cuatro puntos cardinales, las cuatro etapas de la vida (infancia, adolescencia, madurez y vejez), las cuatro estaciones, las cuatro fases de la luna. En aritmética el 4 es el cuadrado de 2, y su sumatoria (la adición de los números hasta cuatro) es la tetraktys de Pitágoras (1 + 2 + 3 + 4 = 10), indicando el comienzo de la manifestación. El 4 es el número de la realidad, de la Tierra en tanto que creación entera y manifestada. El 4 no simboliza la facilidad sino más el trabajo, el esfuerzo, la estructura y la organización.
Los Cinco anuncian una revolución en el dominio donde las cosas son más positivas. El número 5 está formado por la suma del primer número impar (3) y el primer número par (2), símbolo de la unión del principio divino y el principio productivo de la Materia. El 5 se encuentra en el centro de los primeros nueve números y, para los pitagóricos, es un número nupcial, el número de matrimonio cósmico del lo divino con el hombre y el número del centro, del equilibrio y de la armonía. Es el hombre inscripto en estrella de cinco puntas, el pentagrama, la estrella resplandeciente, que también representa a los cinco sentidos y las cinco formas de la materia de la materia que ellos captan. En China, el carácter wu (5) primitivo es la cruz de los cuatro elementos, además del centro. Cinco es el número de la existencia material y objetiva... Siendo un número impar, el número 5 no expresa un estado sino un acto. Simboliza la criatura y la individualidad. En los arcanos menores, el 5 indica una energía difícil de canalizar, que tiene cambios rápidos, siguiendo la ley de la evolución.
Los seis anuncian los cambios que ciertos obstáculos imponen a un recorrido. Esfuerzo, coraje y pasión Para serán necesarios para salir adelante y superarlos.
En numerología, el 6 corresponde al primer número impar, 3, multiplicado por 2, el primer número par. Indica una situación que está siempre en un equilibrio precario y difícil de mantener frente a las decisiones y elecciones que se deben hacer constantemente. Este número está simbolizado por dos triángulos entrelazados: uno apuntando hacia arriba, que representa lo espiritual, el segundo hacia abajo, representando lo material. En la simbología, la estrella de seis puntas, llamada el Sello de Salomón, simboliza la ley divina. Los alquimistas han hecho de ella uno de sus emblemas. El número 6 indica que la búsqueda de la armonía, el equilibrio, la estética y la belleza. Concierne especialmente al nivel emocional y sentimental. Puede anunciar la posibilidad de algún viaje.
El siete representan el resultado esperado, los éxitos, las victorias, el fruto de los esfuerzos al fin recompensados. El número 7 es el número que domina y perfecciona una situación. La terminación de un ciclo y su renovación. Según la tradición judeo-cristiana, Dios creo el mundo en seis días y descansó en el séptimo, que es un día sagrado. El sábado (Sabbat) no es algo exterior a la creación, sino que es el día de su finalización, de tarea cumplida, de perfección. Siete corresponde a los siete días de la semana, a los siete planetas astrológicos, a los siete grados de la sabiduría, a las siete cabezas del nadja de Angkor, etc. También aparece en muchas tradiciones: las siete Hespérides, las siete puertas de Tebas, las siete cuerdas de la lira, los siete emblemas de Buda. Siete es la suma del número 3 (el cielo) y el número 4 (la tierra), su valor secreto es de 28 (1 +2 +3 +4 +5 +6 +7 = 28), lo que nos lleva de nuevo a la unidad (28 = 2 + 8 = 10 = 1). En ese sentido, este número indica una disminución, una pausa, un reposo. Es una toma de conciencia indicando que nada puede hacerse en soledad. Es un número excelente para los estudios, escritos, los viajes, tanto interiores que exteriores. Es el número de la creación y de la invención.
Los Ocho revelan un equilibrio inestable, y una cierta confusión en la mente y en el alma. Se reposa demasiado en los logros alcanzados. Se han perdido de vista las metas reales y se descuidan los objetivos a alcanzar porque se hace una confianza excesiva en sí mismo y en sus posibilidades. El número 8 es el primer número cúbico (2 x 2 x 2 = 8), que es también el número 4 multiplicado por 2: hay demasiada oposición, una dualidad excesiva que no deja avanzar. El 8 es el número de la justicia, del karma, de las deudas más bien morales que financieras, que hay que pagar en algún momento u otro. Tal como la Justicia del arcano VIII, esta carta señala la necesidad de abrir sus ojos y poner el orden alrededor de sí. En todas las tradiciones, el 8 es el número del equilibrio cósmico. Esto es a menudo el número de rayos de la rueda, desde la rueda céltica del dios Taranis hasta la rueda de la ley de los budistas. El sendero de la realización es óctuple como así también, 8 es el número de pétalos de la flor de loto. En la India, un gran espacio dedicado al simbolismo está dedicado a la octava. Los brazos de Vishnu son ocho en total, correspondientes a los ocho guardianes del espacio. Los planetas son 8, dispuestos en torno del Sol. Son ocho las formas de Shiva representadas en el templo de Angkor y también son ocho los lingas en torno del linga central. En la tradición cristiana, el octavo día, el que sigue a los seis días de la Creación y al sábado, es un símbolo de resurrección y transfiguración: anuncia no sólo la resurrección de Cristo, sino también la del Hombre. Notemos además que el signo matemático del infinito es una figura horizontal del ocho.
Los Nueve revelan una idea de novedad, que puede traducirse en encuentros, nacimientos o un cambio importante en la situación en la que aparece. En numerología, el nueve nos envía al significado del noveno arcano mayor del tarot, y al mismo tiempo, a algo que se está gestando, a una reflexión que conduce a un nuevo ciclo. De cualquier manera que se vea la situación revela un renacimiento y una reflexión orientada a sí mismo. La significación esotérica del número nueve es el espíritu divino. Es el símbolo del ideal, del saber, de lo espiritual, del altruismo, de la dedicación, la sensibilidad, la compasión y la generosidad, pero también el símbolo del repliegue, de la reflexión, de la insociabilidad, la timidez y la austeridad. En aritmética, el nueve es el tres que se multiplica por sí mismo. Adicionando los primeros nueve números (1 +2 +3 +4 +5 +6 +7 +8 +9), obtenemos 45, cuya reducción teosófica (4 + 5) es 9.
Los Diez indican el fin de un proyecto, ver la luz al final del túnel. La reducción teosófica del número 10 es naturalmente el número 1 que conduce a la unidad. Anuncia el inicio de un nuevo ciclo cuyos comienzos a veces no son fáciles. Diez es el número de la Tetraktis pitagórica, la suma de los primeros cuatro números (1 + 2 + 3 + 4). La década era para los pitagóricos el más sagrado de los números y la tetraktis el símbolo de la creación universal, sobre la cual ellos prestaban juramento. Todo derivaba de la tetraktis y todo remontaba a ella, era la imagen de la totalidad en movimiento. Esta idea se repite en el Tarot en el arcano mayor N° 10 “la Rueda de la Fortuna” que representa la actividad cíclica de toda la manifestación.
Las Sotas (jack knaves o valets) del Tarot están asociadas a lo que comienza, a infancia, la adolescencia y la primera juventud. Ellas constituyen un trabajo interno y una pasividad acentuada representada por su símbolo respectivo: una larga espada, un bastón macizo, una copa alargada y por dos dinares (oros). Ninguna de las otras tres figuras (caballo, reina, rey) tiene marcados los atributos de su palo de una manera tan importante. Las sotas siempre implican una idea de esfuerzo y de trabajo, una larga e incesante tarea a realizar. Están siempre de pie, bien afirmadas en el suelo, salvo la sota de copas que está en movimiento, marchando. La sotarepresenta al escudero que en la edad media estaba al servicio de un caballero antes de recibir él mismo el galardón que lo investirá como caballero. La sotatambién es el valet que se ocupa de la intendencia de un castillo, de una mansión, de una casa o de un señor. Si esta carta debe indicar una persona (hombre o mujer), ésta es joven o es alguien que tiene un espíritu jovial.
Los Caballos son cartas que anuncian un trastorno, una revolución en la vida. Ellos salen de la inmovilidad bajo el efecto del impulso de la evolución. Son dinámicos, ya no van a pie sino a caballo. En efecto, el caballo tiene eso de simbólico: es el “vehículo” que transporta al hombre hacia su destino. Pero el simbolismo del caballo también es ambiguo: tanto penetra en las oscuras profundidades del mundo subterráneo, portador de la vida y de la muerte, ligado estrechamente a la Madre Tierra y a la Luna, tanto brilla con esplendor solar evocando la sublimación y la iluminación. Concretamente, los caballos son siempre portadores de noticias, de viajes, de mensajes, de eventos y de situaciones que marcan un progreso hacia el destino. Si en una tirada de Tarot el caballo simboliza a alguna persona, ésta es una persona adulta joven o alguien con un espíritu firme, dinámico y decidido.
Las Reinas de los arcanos menores simbolizan mujeres que buscan y conquistan. En una tirada de cartas, indican en general no solo los sentimientos sino también la idea de posesión y de acumulación. Ellas están en correspondencia simbólica con la Emperatriz de los arcanos mayores, de la misma manera que los reyes lo están con el Emperador. Ellas representan, cada una con su propio estilo, la receptividad psíquica y espiritual, y al mismo tiempo aportan la sabiduría y la ponderación. Es un principio receptivo y creador, que recibe e ilumina los aportes del caballero (simbolizado en el Tarot por los caballos). La Reina es la compañera y la esposa del Rey, que representa el principio femenino con relación al principio masculino. Idealmente, ella debería aportar la suavidad, la comprensión, el amor y todo lo que concierne a la afectividad. Su función primordial es la de darle un hijo al Rey, tal como la función del Rey es la de de engendrarlo, para asegurar así la perennidad del trono. Si el Rey gobierna, ordena y organiza el Reino, la Reina se encarga de dar continuidad y fecundidad a la acción del Rey. Ella es el símbolo del esplendor, de la fuerza, de la tradición y de la energía que busca estabilidad. Ella es la base del Reino, de la misma manera que la mujer es la base y el apoyo de toda la familia. En las lecturas de Tarot en general ella indica el personaje y el principio femenino. A menudo representa la consultante en sí misma, pero también puede representar, los sentimientos, la tenacidad, la palabra, la sabiduría y los consejos. Pero cada una de las cuatro Reinas tiene un marcado carácter individual que es necesario tener en cuenta en toda tirada de Tarot.
Una buena descripción de los Reyes del Tarot puede hacerse con referencia a la etimología del carácter chino Wang que designa al Rey. Este carácter está compuesto de tres trazos horizontales que representan el cielo, la tierra y el hombre, unidos por un trazo vertical. El Rey tiene un rol intermediario y unificador, es el que da el impulso, ordena y abre el acceso a la materialización de la idea creadora. Los Reyes simbolizan la autoridad, el poder, la ley. Es el Hombre que está en la Tierra para representar el Cielo y la justicia divina, como lo indica la etimología del carácter wang. Los Reyes tienen la obligación de reinar y de hacer prosperar el reino en paz, justicia y equidad. En el plano concreto, el Rey representa al padre, al marido al compañero y la autoridad de la que se depende jerárquicamente. Sobre el plano superior, la imagen del Rey concentra los ímpetus de autonomía, de gobierno y de consciencia. Psicológicamente los Reyes simbolizan al Hombre, encarnan el poder, la idea de triunfo, las ganas de vencer y de alcanzar el éxito. Los Reyes en el Tarot están sentados sobre sus respectivos tronos, teniendo en la mano un cetro con los atributos de la familia sobre la cual ellos reinan: Espadas, Bastos, Copas y Oros.